La comisión de Desarrollo Económico de Diputados aprobó una iniciativa que limita el uso de grasa vegetal hidrogenada en la fabricación de alimentos. Las grasas vegetales hidrogenadas son producidas artificialmente a través de la hidrogenación industrial de óleos vegetales y marinos. Ese proceso extiende la vida útil de los alimentos, pero producen ácidos grasos que, según la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Entre los productos que poseen cantidades variadas de esas sustancias están la margarina, los bizcochos y los platos congelados.
Para alimentos procesados, el límite debe ser de 5% de grasas hidrogenadas del total de grasas. Para aceites y margarinas, el máximo será de 2%. Estos límites no se aplican a los ingredientes de uso industrial, siempre que el producto final no supere el nivel máximo de grasa. A pesar de la limitación, las autoridades sanitarias podrán permitir el uso de grasas vegetales hidrogenadas por encima de lo establecido por la ley en casos específicos, siempre que exista una demanda basada en una justificación técnica.
La propuesta todavía tiene que ser analizada por las comisiones de Seguridad Social y de Constitución. Gracias a una tramitación especial del Congreso, la normativa no necesita ser ingresada en el recinto de Diputados para que vuelva al Senado: basta con la aprobación de todas las comisiones para que esto suceda.
Según el texto, los nuevos limites solo podrán ser exigidos después de la publicación del reglamento por Anvisa. El documento debe establecer un plazo mínimo para que las empresas fabricantes de alimentos se adecúen a las reglas de la norma. Aún con el reglamento, la iniciativa entrará en vigor cinco años luego de que se haya convertido en ley.
El texto aprobado es un informe del diputado aliado al gobierno Marcos Reategui (Partido Social Democrático) que unifica dos iniciativas. El texto original, de la senadora oficialista Marta Suplicy (Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña), prohibía el uso de ese tipo de grasa en la fabricación de alimentos.