América Latina frente al desafío del éxodo venezolano
Venezuela
5 julio 2019

Un informe de la Organización de los Estados Americanos presentado el 27 de junio arroja que el 13% de la población venezolana se marchó del país. En este número analizamos los resortes de este fenómeno, el impacto regional y los más recientes alineamientos político-diplomáticos. 

Desde el inicio de la crisis política,  4 millones de venezolanos han abandonado el país. El 65% de los migrantes se dirigió a cuatro países: Colombia (1,3 millones), Perú (768.100), Chile (288.200) y Ecuador (263.000).  Menor impacto han sufrido Argentina y Brasil, quienes siguen en el ranking con 168.000 y 130.000 respectivamente. Las proyecciones de la OEA son pesimistas: para el año 2020 estas cifras podrían aumentar hasta llegar a los 7,5 millones de emigrantes. 

¿Qué moviliza este fenómeno? Por empezar, la inestabilidad política y económica del país. La escalada del conflicto entre Nicolás Maduro y las fuerzas de la oposición erosionó el ejercicio de los derechos civiles y sociales e impactó negativamente en los índices de violencia social. El deterioro de la situación se ha visto ve potenciado por una profunda crisis económica marcada por una inflación cercana al 10.000.000% de acuerdo a datos del FMI y el desabastecimiento de alimentos e insumos médicos básicos.   

¿Qué impactos están produciendo estos flujos a nivel regional? El informe de la OEA advierte que el bienestar de los migrantes no está asegurado porque los países de la región carecen de los recursos  financieros y de la infraestructura necesaria para recibirlos. Los fondos de la cooperación internacional tampoco llegan a subsanar el problema. Hasta ahora, el Plan Respuesta Regional para los Migrantes y Refugiados Venezolanos solo ha logrado recaudar 158 millones de dólares, el 19% de su objetivo total.

En la medida en que la crisis migratoria se agudiza, los países de la región han empezado a reformular sus posicionamientos político-diplomáticos. En principio, se pueden delinear dos tipos de respuestas al fenómeno. Por un lado, Colombia ratificó que no modificará su política de recepción irrestricta, pero solicitó apoyo internacional para hacer frente al caudal migratorio. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, se hizo eco del pedido al asegurar que se movilizarán esfuerzos para apoyar al país con los recursos necesarios. 

En la vereda de enfrente se sitúan Chile y, más recientemente, Perú, países que ya han introducido requisitos adicionales en materia de visas. También El Salvador, Guatemala, Trinidad y Tobago, Honduras, Nicaragua y Panamá establecieron este requisito. El presidente peruano, Martín Vizcarra, sostuvo que el objetivo es “mantener una emigración ordenada y segura”. En el mismo sentido se pronunció el gobierno de Chile, el cual alertó sobre la necesidad de moderar los flujos poblacionales. 

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