La presidenta Dilma Rousseff abandonó la idea de enviar el proyecto de ley al Congreso porque no había tiempo para su aprobación. El tributo, derogado en el 2007 pretendía aliviar el déficit fiscal con una recaudación anual de 19 mil millones de dólares.

El ministro de Hacienda Joaquim Levy, justificó su retorno ya que “no había otra alternativa” para que el Presupuesto 2016, entregado hoy al Congreso, no tuviera un saldo negativo.

La idea de volver a implementarlo no solo fue rechazada por la Bolsa de Valores de San Pablo y la Confederación Nacional de la Industria; al reclamo se sumaron los presidentes de ambas cámaras, Eduardo Cunha (Diputados) y Renán Calheiros (Senado), más los integrantes del Partido del Movimiento Democrático Brasileño PMDB que lidera el vicepresidente de la República, Michel Temer.

La Contribución Provisoria sobre los Movimientos Financieros (CPMF) fue creada durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), y aunque el ex presidente Lula da Silva quiso convertirla en un tributo permanente, el Congreso no aprobó la ley.